Las cerraduras sufren desgaste, especialmente las de exterior, porque están sometidas a los agentes externos. Todos nos hemos enfrentado en alguna ocasión a que la cerradura no se abre con facilidad o se atasca. Esto no siempre es consecuencia de que haya un daño en la cerradura o estropeada, sino que ocurre por falta de drenaje, es decir, de suavidad.
Las cerraduras, por tanto, necesitan mantenimiento periódico para que sigan siendo funcionales. Esto se puede conseguir de manera sencilla engrasándolas con frecuencia. De este modo, evitamos tener que llamar a un cerrajero de urgencia.
El grafito en polvo como solución
Aplicar un poco de grasa es la solución para conseguir que el bombín de una cerradura gire de manera correcta. El grafito en polvo es un producto que agiliza ese giro cuando se introduce la llave. Basta con usar un lápiz de grafito y con la mina, pasar el lápiz por todo el interior, los rincones y el exterior de la puerta.
Una vez aplicado el grafito en polvo, se introduce la llave y se gira varias veces, para que el grafito llegue a todos los rincones. Realizando este truco de manera periódica la cerradura se mantendrá siempre suave.
¿Dónde conseguir productos para el engrasado de cerraduras?
El grafito en polvo es un producto de fácil localización. Se puede encontrar a la venta en ferreterías, tiendas de bricolaje y algunas empresas de cerrajería. Normalmente, estos negocios ponen a la venta este y otros productos para facilitar la apertura de cerraduras: grafito en polvo, productos en spray, espuma aceitada, etc.
El truco del lápiz sirve porque la mina del lápiz está hecha del mismo material. La solución, como vemos, pasa por realizar un mantenimiento preventivo de las cerraduras, especialmente de las de las puertas de entrada, que son las que más suelen endurecerse.